La sandía está compuesta por un 90-95% de agua, nada más y nada menos, por lo que es una forma, alternativa al agua, de hidratar el organismo. Además es saciante por lo que, con muy poquitas calorías (unas 32kcal por 100g), vas a sentirte saciada e hidratada en un solo gesto y sin hincharte ni temer por tu figura.

Es una gran fuente de fibra que mejora el tránsito intestinal ayudando al organismo a eliminar toxinas y sustancias de deshecho. Un alimento perfecto para dietas adelgazantes y para el control de peso. También ayuda a mejorar la circulación de la sangre gracias al aminoácido L-citrulina que actúa como vasodilatador.
Contiene antioxidantes como las vitaminas A y C y betacarotenos, que combaten los daños provocados por los radicales libres que provocan envejecimiento prematuro y también protegen la piel del sol y van a encargarse de prolongar tu bronceado.